Cuando se dice que la belleza está en el interior, todo el mundo está de acuerdo.
Pero es cierto que lo primero es lo que te entra por los ojos y sino entra, lo demás ya no importa.
Con los coches pasa exactamente lo mismo, si es feo ya no nos importa que tenga un motor perfecto, preciso y con muchos caballos.
La respuesta es bien sencilla, cuando hagamos gala de nuestro coche la gente nos mirará y se llegará a reír en cierta medida del dueño.
Hay cantidad de ejemplos, como el caso del anterior Renault Mégane, en el que hasta sus propios creadores están sorprendidos del alto número de coches vendidos.
No es de extrañar puesto que su diseño es muy arriesgado, sobretodo en su parte trasera en la cual no sabemos si estamos ante un coupé, una furgoneta o qué.
Lo bonito de este coche tampoco es que estuviera en su interior (consola central sosa) sino en su equipamiento, que ofrecía a un buen precio un sinfín de gadgets que la competencia ofrecía a un precio elevado.
Hoy en día seguimos viendo casos de estos, en los que el equipo de diseño hace un trabajo que nos deja sin palabras.
El ejemplo más claro de esto es el reciente Nissan Juke, que no sabemos si es un utilitario, un todoterreno… Lo que si que sabemos es que su imagen recuerda a la de una rana. Si tuviera que comprar ese coche, me lo pensaría más de dos veces porque el precio tampoco es que acompañe, además creo que su público son mujeres y hasta el momento no he visto que le guste a ninguna.
También se da el caso de que las marcas que tienen un modelo exclusivo lo quieren explotar tanto que hacen mil y una ver
siones.
Pero es cierto que lo primero es lo que te entra por los ojos y sino entra, lo demás ya no importa.
Con los coches pasa exactamente lo mismo, si es feo ya no nos importa que tenga un motor perfecto, preciso y con muchos caballos.
La respuesta es bien sencilla, cuando hagamos gala de nuestro coche la gente nos mirará y se llegará a reír en cierta medida del dueño.
Hay cantidad de ejemplos, como el caso del anterior Renault Mégane, en el que hasta sus propios creadores están sorprendidos del alto número de coches vendidos.
No es de extrañar puesto que su diseño es muy arriesgado, sobretodo en su parte trasera en la cual no sabemos si estamos ante un coupé, una furgoneta o qué.
Lo bonito de este coche tampoco es que estuviera en su interior (consola central sosa) sino en su equipamiento, que ofrecía a un buen precio un sinfín de gadgets que la competencia ofrecía a un precio elevado.
Hoy en día seguimos viendo casos de estos, en los que el equipo de diseño hace un trabajo que nos deja sin palabras.
El ejemplo más claro de esto es el reciente Nissan Juke, que no sabemos si es un utilitario, un todoterreno… Lo que si que sabemos es que su imagen recuerda a la de una rana. Si tuviera que comprar ese coche, me lo pensaría más de dos veces porque el precio tampoco es que acompañe, además creo que su público son mujeres y hasta el momento no he visto que le guste a ninguna.
También se da el caso de que las marcas que tienen un modelo exclusivo lo quieren explotar tanto que hacen mil y una ver
siones. Aquí el ejemplo más claro es el del Mini Clubman. Este coche es un mini más alto con aspecto de todoterreno, pero el espacio es 6 veces menor que un 4x4 puro.
Su precio es desorbitado para lo que ofrece y es puramente exclusividad, pero aquel que se compra un Mini se compra el de siempre, el clásico, el que ofrece esa esencia 100% Mini.
Así pues no queramos tanta innovación y tratemos de mejorar los modelos que tienen pegada
Su precio es desorbitado para lo que ofrece y es puramente exclusividad, pero aquel que se compra un Mini se compra el de siempre, el clásico, el que ofrece esa esencia 100% Mini.
Así pues no queramos tanta innovación y tratemos de mejorar los modelos que tienen pegada
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