Uno atmosférico responde a un esquema básico de mecánica y no requiere de ningún cuidado especial. Mientras que el turboalimentado añade a ese esquema una turbina que inyecta más potencia al motor.
Absolutamente todos los modelos diésel incorporan turbo o intercooler para ayudar a llegar a su robusto motor al par.
En los motores de gasolina no es frecuente verlos, pero se están desarrollando motores de muy baja cilindrada que recurren a un compresor para mejorar la respuesta a bajas revoluciones y a un turbo, obteniendo más caballos y un menor consumo. Por ejemplo el pequeño motor 1.4 TFSI de Volkswagen es capaz de desarrollar 170 caballos, algo propio de un motor de mayor cilindrada.
En cuanto a la forma de conducirlos también se aprecia un comportamiento distinto, porque si disponemos de turbo se notará como entra en funcionamiento dando un tirón que nos pegará en el asiento (cuanto más potente sea el motor y más energía se accione el acelerador más se notará) mientras que si no disponemos de él no notaremos ningún cambio en el comportamiento.
El uso del turbo se hace especialmente útil en cuestas prolongadas (puertos de montaña) y en adelantamientos, porque ayuda a que el motor responda vigorosamente y de forma eficaz sin quedarnos “colgados” peligrosamente al adelantar.
Como los “pequeños” motores se están haciendo más fuertes que sus hermanos mayores, estos están incorporando un doble turbo a su mecánica para no quedarse atrás.
Como los “pequeños” motores se están haciendo más fuertes que sus hermanos mayores, estos están incorporando un doble turbo a su mecánica para no quedarse atrás.
El sistema es el mismo pero con dos turbos, y se suelen instalar en motores de grandes cilindradas 2.5, 3.0…tanto diésel como gasolina. El fin es ganar bastantes CV y que el motor rinda al máximo y consiga un 0 a 100 km/h en muy pocos segundos. De lo contrario tardaría muchísimo en acelerar y ganar velocidad porque estos coches suelen ser muy pesados. De este modo, un motor de cuatro cilindros rendirá como uno de seis, uno de seis como uno de ocho y así sucesivamente.
Tanto el turbo como el biturbo NECESITAN DE UN CUIDADO ESPECIAL para no acabar con ellos prematuramente, dado que su coste es bastante elevado – 1.000€ de media-. Para ello debemos:
• No acelerar al arrancar el motor
• No acelerar al arrancar el motor
• No dar acelerones bruscos con el motor en frío
• Esperar medio minuto antes de iniciar la marcha, para que el aceite lubrique bien todo el motor
• No dar un acelerón al apagar el motor- la turbina quedaría en movimiento, funcionando irregularmente-
• Al llegar a nuestro destino, esperar un minuto antes de apagar el motor para que el aceite caiga al cárter y así evitemos la formación de carbonilla
• Cambiar el aceite siguiendo las recomendaciones del fabricante, intervalos y sustitución de los filtros.
Mucho más aquí.
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