miércoles, 3 de noviembre de 2010

Mirando al mundo desde el cielo


La selección española de fútbol logró por primera vez en su historia la copa del mundo, cumpliendo de esta manera el sueño de generaciones de españoles. La consecución de la Eurocopa de 2008 abrió un ciclo que ha alcanzado su cima con la victoria del pasado 11 de julio en el Soccer City de Johannesburgo. La mejor generación de futbolistas en la historia de nuestro país no está saciada, quiere más. Próximo objetivo: la Eurocopa de Polonia-Ucrania 2012.
Inolvidable. El triunfo de la selección española en el pasado mundial de Sudáfrica puso el broche de oro a la mejor generación de futbolistas de nuestro país. La historia ha cambiado. Durante años se le achacaba al combinado nacional la falta de competitividad en las grandes citas internacionales. Una vez, Zinedine Zidane fue cuestionado acerca de por qué la selección nunca conseguía nada. Su repuesta fue bien sencilla: “a la selección española lo único que le hace falta es ganar”. Y esto ocurrió en Austria, con otro gol que siempre estará en la memoria de los aficionados españoles. Porque, ese día, la historia de España cambió para siempre.
La primera derrota ante Suiza puso a la selección al borde del abismo mucho antes de lo esperado
El camino hacia el título mundial no ha sido sencillo. La selección española fue víctima de la extraordinaria Eurocopa realizada dos años antes, acompañada de una excelente fase de clasificación para el mundial. Es el precio de la excelencia. La primera derrota ante Suiza, acompañada de un juego excesivamente virtuosista, puso al combinado nacional al borde del abismo mucho antes de lo esperado. La exigencia era máxima. Por primera vez en la historia, España acudía a una cita mundialista con el justo cartel de principal favorita, algo que no suele favorecer. La urgencia de una victoria ante Honduras en el segundo partido hizo modificar el guión previsto. El entorno dudaba por primera vez del equipo, algo bastante habitual en la idiosincrasia española. Sin embargo, a pesar de la enorme presión soportada, los jugadores estaban seguros de sus posibilidades. No dudaban, creían en ellos.
Existe una costumbre en España bastante arraigada de buscar el atajo, lo más rápido, la picaresca. Se ensalza al pícaro, mientras que se desprecia lo correcto, el trabajo bien hecho. El triunfo de este grupo de futbolistas es también el éxito de la honradez, la constancia, la ilusión y el sacrificio. Nunca antes un grupo de futbolistas nos hizo vibrar como esta generación.
Sería injusto destacar a un jugador más que a otro, sin embargo es evidente que tres jugadores destacan por encima del resto: Xavi Hernández, Iker Casillas y Andrés Iniesta. La influencia de Xavi Hernández en el juego de esta selección es incuestionable, hasta el punto que, de no ser por él, esta selección jugaría de otra forma. Xavi Hernández pasará a la historia, no como el mejor jugador español, pero sí como el más influyente. Nunca antes la participación de un futbolista tuvo tanto peso en el juego de un equipo. Iker Casillas volvió a demostrar por qué es el mejor portero del mundo. Tras una temporada cuestionado, su romance con la periodista Sara Carbonero y la derrota ante Suiza le colocó en el foco de la prensa. Hasta el punto de ser cuestionada su titularidad, algo que el seleccionador no tardó en zanjar. Si por algo se ha caracterizado el portero madrileño es por aparecer cuando más se le necesita. Y lo hizo en dos momentos clave. El penalty señalado ante Paraguay en cuartos de final hizo que a todo un país se le encogiera el corazón, presa de la fatalidad arrastrada durante años en los cuartos de final. Sin embargo, ahí apareció esa aura que parece acompañarle en los momentos decisivos. Ante Holanda, no le temblaron las piernas para salir a tapar la portería cuando el jugador más incisivo de la orange, Robben, encaraba la portería española dispuesto a despertarnos de la ilusión que vivíamos.
Mención aparte merece Andrés Iniesta. Ya su actual entrenador del F.C. Barcelona, Pep Guardiola, afirmó sobre el manchego que era el ejemplo de futbolista. Sin tatuajes, sin grandes alardes, sin coches lujosos. Sencillo, elegante. Genial. Tras una temporada donde estuvo arrastrando la infiltración en la pasada final europea ante el Manchester United, el mediapunta blaugrana acudía con poco rodaje a la cita mundialista. A pesar de que muchas veces el fútbol es injusto, esta vez le tenía reservado a este genio el momento dorado del fútbol nacional. Con él, con su gol, todo un país lloró de alegría. Éramos campeones.
La figura de Del Bosque se ha hecho fuerte desde la sombra. Con su habitual talante sereno, tranquilo, como si fuera ajeno a todo lo que le rodeaba, el salmantino logró mantener la calma en los momentos difíciles y rebajar la euforia cuando todo iba a favor. La herencia recibida de Luis Aragonés no era fácil de gestionar. Tras años de ostracismo, el combinado español se alzaba como una de las principales amenazas a conquistar el cetro mundial. Inteligente como es, fue metiendo sin apreciarse los matices que el consideraba, sin tocar la esencia del equipo. También él es ya historia.

La figura de Del Bosque se ha hecho fuerte desde la sombraCon su habitual talente sereno el salmantino logró mantener la calma en los momentos difíciles

El triunfo de esta generación de futbolistas va más allá de lo meramente futbolístico. Jorge Valdano dijo una vez que el fútbol “es lo más importante de lo menos importante”. Por primera vez en muchos años, España entera está identificada con unos colores. Con un himno. Estos jugadores han logrado elevar la marca España a unas cotas nunca antes alcanzadas. España está de moda. La exigencia a partir de ahora va a ser feroz, máxima. Durante cuatro años miraremos al mundo desde la cima. No es un sueño, créanselo. Somos campeones del mundo.

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